jueves, 23 de julio de 2009

Sobre El concepto de trabajo productivo. Notas metodológicas de Mauro Marini

El trabajo productivo, por el énfasis que Marx hacía en el sector industrial, se asocia generalmente al trabajo ubicado en esta rama, debido a que en ella se producen bienes tangibles, en los que el trabajador obra sobre una materia prima, conformando un objeto de mayor valor. Hoy en día, se reconoce la generación de algunos servicios como un proceso de valorización del capital, sobre todo porque muchos de las trabajadoras y trabajadores generan plusvalía a través de un ciclo capitalista productivo. La solución a esta controversia es de vital importancia, sobre todo, por que al menos en El Salvador, desde los años sesenta se constata una creciente terciarización de la economía, lo que promovería el desplazamiento de los obreros de ramas industriales hacia los sectores de prestación de servicios.

Marini explica que a partir de la exposición de la subsunción del trabajo al capital, en el Libro 1, se considera que la cooperación simple revela el carácter social del trabajo. Sin embargo, en la industria, el proceso productivo se va dividiendo y basando en un conjunto de simples tareas articuladas. A este nivel de desarrollo industrial, también ocurre la especialización en áreas técnicas dentro de los talleres, lo que conduce a la diferenciación y jerarquización. En el desarrollo actual de las herramientas técnicas e informáticas, este proceso esconde la proletarización de algunas áreas de la actividad productiva que son altamente rentabilizadas a través del trabajo de ingenieros, diseñadores, y otros profesionales y técnicos de alta calificación.

Según apunta Marini, existen diferentes maneras de hacer productivo el capital, y por esto no debe hacerse referencia únicamente al ámbito fabril. En la circulación, las actividades de publicidad, ventas, transporte, son actividades que ayudan a la realización de las ventas programadas, además de evitar que estas se deterioren o se desvaloricen por alguna otra razón.

De hecho, las necesidades que ha tenido el capital a escala mundial, de generar inversiones en otros paises en condiciones más favorables que en sus propias economías, en aquellos procesos que involucran compras de servicios a otras empresas; no se pueden poner en duda como mecanismos que contribuyen a la reproducción a escala ampliada. Los nuevos proyectos logísticos que se realizan en Centroamérica como parte de una agenda de políticas publicas, tienden a fortalecer esta gama de servicios de transporte y almacenamientos necesarios para la circulación libre de mercancías. Todo esto genera ganancias en tiempo, precios, se evita la pérdida por incumplimiento de garantías, seguros, etc.

Lo importante es distinguir que el trabajo de Marx no es corto de alcance, más bien enfatiza en que debe tenerse cuidado en la definición de trabajo productivo para evitar que las trabajadoras y trabajadores explotados en las nuevas formas y patrones de acumulación se queden fuera del análisis de la clase obrera.

Sobre Trabajo asalariado y capital de Karl Marx

Escrito en 1849, el documento es el resultado de la sistematización de las ideas de las conferencias que Marx dictó en 1847. El método de exposición de Marx permite que este comience en el ámbito de la circulación, es decir, con los movimientos aparentes en el mercado de trabajo. Sin embargo, de lo que se trata es de establecer la relación económica entre el trabajo asalariado y el capital. La primera idea que resulta del mismo título radica en que el capital presupone el trabajo asalariado, y este, el capital. Ambos se condicionan y se engendran recíprocamente.

El salario como valor de reproducción de la fuerza de trabajo. Marx establece una diferenciación entre trabajo y fuerza de trabajo que no posee la economía liberal. Mientras la fuerza de trabajo se muestra como la capacidad del obrero para trabajar, el trabajo es el ejercicio de estas facultades, la actividad creadora del ser humano.

Si la fuerza de trabajo es una mercancía, se asume que por su uso se paga un precio (cosa que sucede únicamente en el capitalismo); asimismo puede establecerse que el salario es el precio de la fuerza de trabajo, la expresión monetaria de su valor de cambio.

El valor de cambio del trabajo establece la relación entre las horas de trabajo y las mercancías que el obrero necesita para vivir. El salario es esto mismo, pero expresado en dinero. El salario es, desde el punto de vista del capitalista, un costo. El empresario compra las mercancías que utiliza como medios de producción, entre estas, la fuerza de trabajo. El obrero la vende como medio de vida.

El valor de uso de la fuerza de trabajo viene dado por su consumo productivo, a partir del tiempo de trabajo del obrero que es apropiado por el capitalista y puesto a su disposición para generar valor. En el proceso productivo, el trabajo vivo del asalariado sirve como medio para conservar y aumentar su valor de cambio (Marx, 1849). Esto se realiza a través de la incorporación de trabajo no pagado, trabajo generador de un tipo de valor: plusvalor.

La plusvalía es la expresión monetaria de este trabajo impago. Más tarde, en el Libro I de El Capital, Marx enuncia:

El capital, por tanto, no es sólo la posibilidad de disponer de trabajo, como dice Adam Smith. Es, en esencia, la posibilidad de disponer de trabajo impago. Todo plusvalor, cualquiera que sea la figura particular ganancia, interés, renta, etc. en que posteriormente cristalice, es con arreglo a su sustancia la concreción material de tiempo de trabajo impago. El misterio de la autovalorización del capital se resuelve en el hecho de que éste puede disponer de una cantidad determinada de trabajo ajeno impago (Marx,1868).

Es el salario, entonces, la remuneración a la fuerza de trabajo, mientras que la plusvalía es el valor creado por este trabajo no pagado, que es apropiado por el capitalista. Ahora bien, si el salario está determinado por su coste de producción, lo importante es que el asalariado tenga una cantidad de dinero que le permita comprar las mercancías mínimamente necesarias para su supervivencia y para que este regrese a su lugar de trabajo al día siguiente. Es decir, lo que se busca es la minimización de costos por parte de los empresarios.

El salario como valor total del trabajo y productividad.

Lo anterior riñe con la concepción de la economía liberal de considerar el salario como remuneración justa a uno de los factores, el trabajo; no se toma en cuenta la extracción de plusvalor ya que no se integra al análisis la categoría fuerza de trabajo.

Marx acota que el capital subordina al trabajo y ordena la forma en que este lo revalúa y acrecienta. El obrero está interesado en que se incremente el capital, en el sentido de que esta relación es la única manera de subsistir, puesto que no posee medios de producción para hacerlos valorizar a través del proceso productivo. Además necesita hacer atractivas sus horas de trabajo en relación a las que pudieran ofrecer los otros obreros, y por lo tanto, coincide en querer hacer crecer la magnitud de la riqueza del capitalista.

Sin embargo, la productividad que va ganando con el tiempo, la educación, el aprendizaje del obrero en su relación con la sofisticación tecnológica del proceso productivo; solamente conduce a la disminución de su salario relativo, a su desventaja en relación a los propietarios del capital. En este sentido, el análisis ilusorio de que al incrementar la riqueza del empresario, el obrero sería beneficiado de la misma manera con incrementos en su bienestar, no se da y si se da, el incremento no equivalente a las mejoras en la calidad de vida hasta suntuaria de los propietarios.

Esto puede ser visible cuando se estudia en un periodo largo de tiempo, en las matrices insumo producto de los países, los indicadores de remuneración a los trabajadores y excedente bruto de explotación. Ambas categorías son componentes de una sola riqueza generada, por tanto, al incrementar una cuenta, disminuye en otra. De igual forma esta relación puede verse dentro de la misma ecuación de beneficios capitalista, el cual mantiene relación inversa con los costos, para este caso, los laborales.

Además al crecer el capital productivo, se incrementa la competencia dentro de la industria, disminuyen los precios y esto hace necesaria la disminución en los costos de producción. Muchas veces esta necesidad se satisface mediante la división del trabajo y el uso mayor de maquinaria, con lo cual se hace más productivo el trabajo. Esto quiere decir que el trabajo vivo, actúa de una manera más eficiente sobre el trabajo muerto, valorizándolo.

Una mayor división del trabajo permite a un obrero realizar el trabajo de cinco, diez o veinte; aumenta, por tanto, la competencia entre los obreros en cinco, diez o veinte veces (…) Además, en la medida en que aumenta la división del trabajo, este se simplifica. La pericia especial del obrero no sirve ya de nada. Se le convierte en una fuerza productiva simple y monótona (…) cuanto más sencillo y más fácil de aprender es un trabajo, cuanto menor coste de producción supone el asimilárselo, más disminuye el salario (Marx, 1849).


Valor de la fuerza de trabajo, salario y fluctuaciones

El valor de la fuerza de trabajo es, como se ha dicho, el valor de los bienes y servicios necesarios para la subsistencia del obrero (y su familia, según Marx). El salario, que es el precio de esta mercancía, está sujeto a la influencia de la oferta y la demanda. Como sabemos, en mercados competitivos, ante una oferta insuficiente para abastecer la demanda, se incrementan los precios de las mercancías. De la misma forma, al reducirse la demanda y crecer la oferta, los precios se ven disminuidos por la competencia que implica enfrentar las mercancías ante la posibilidad de su realización. Dentro de los vendedores y dentro de los compradores, también se da competencia y aventajamiento de unos a los otros. Este mecanismo de fluctuación y constantes desajustes no deja de evidenciarse en el mercado de trabajo.

Lo crucial de la mercancía que analizamos es que esta necesita un mínimo para subsistir, si no el asalariado muere, y eso lo empuja a subordinarse al capitalista. Ahora bien, el salario puede incrementarse nominalmente. Un ejemplo puede ser cuando los gobiernos deciden hacer aumentos al salario mínimo, los cuales no son suficientes para compensar el incremento generalizado de los precios, es decir que estos no son coherentes ni siquiera con las tasas de inflación que presentan las economías. Esta relación implia menos bienes y servicios a disposición de la clase trabajadora para una vida digna.

El caso contrario, que los salarios nominales aumenten mas que los precios, o que los precios disminuyan, crearía condiciones favorables para la clase obrera. Sin embargo, este es nada más un ejercicio de imaginación, puesto que va contra la lógica del sistema.


miércoles, 15 de julio de 2009

Sobre Crisis y emergencia de nuevos modelos productivos de Julio César Neffa

El advenimiento de nuevos paradigmas productivos tiene a la base múltiples factores económicos y extraeconómicos que confluyen para dar cabida a otras formas de gestión y producción. El documento base para este informe tiene como premisa el agotamiento, ya en la década de los años setentas, del modelo taylorista-fordista, y la conformación de nuevos modos de pensar la actividad productiva dentro de las empresas.

Fordista

Posfordista

Neoliberal

Neoschumpeterianos

Democracia industrial

Especialización flexible

Producción magra

Organización altamente jerárquica

Disminución e individualización de los salarios directos e indirectos.

Desarrollar los sectores vinculados con las tecnologías de información y comunicaciones.

Formas tradicionales de control, obsoletas.

Pequeñas empresas y nuevas formas de coordinación.

Organización interna cooperativa y descentralizada. La organización jerárquica se comprime.

Productos homogéneos

Movilidad de la mano de obra.

Se destaca, como en Schumpeter, el papel de los empresarios innovadores.

Debe existir apertura a la iniciativa y creatividad de los trabajadores.

Pequeñas series de productos heterogéneos.

Producción flexible en cuanto a cantidades y variedad.

Demanda grande, rígida y de bienes durables.

Progreso técnico aumenta la productividad.

Es necesario innovar para activar las inversiones y la productividad.

Descentralización del poder y coordinación horizontal.

Demanda segmentada e inestable.

Mínima o nula autonomía de los trabajadores

El trabajo es considerado mercancía.

Articulación del campo tecnológico y científico con las instituciones.

Construcción de una cultura de empresa.

Mas confianza en la creatividad y competencia de los trabajadores.

Equipos de trabajadores polivalentes. Ingeniería simultánea.

Búsqueda de la promoción dentro de la empresa. Gran lealtad.

Tecnología con alto grado de mecanización. Maquinaria estandarizada.

Contexto de apertura y liberalización. Se desmantela el estado interventor.

Se consideran medulares los procesos de aprendizaje, adaptación y difusión de las innovaciones.

Mayor grado de calificación

Nuevas tecnologías informatizadas

Just in time,KAIZEN, Chido Ka, Kan Ban.

Contratos estables

Flexibilización y precariedad laboral.

Distribución del ingreso compatible con el origen de productividad.

Reducir el tamaño de las instalaciones y la cantidad de asalariados.

Predominio del trabajo a tiempo completo, donde se destacan; salario base, salario extra, primas anuales, prima al terminar la vida activa.

Severa selección del personal.

Especialización laboral

Contexto de estabilidad macroeconómica.

Cooperación

Polivalencia

Integración vertical dentro de la misma empresa

Economías de variedad gracias a esta coordinación vertical y horizontal a través de empresas del mismo tipo.

Grandes stocks de materias primas e intermedios.

Just in time, para reducir inventarios de materias primas e intermedios.

La producción estaba determinada desde arriba.

La producción determinada por consumidores exigentes que buscan calidad.

Producción determinada desde abajo.

Necesitaba un Estado providencia.

Aplicación de medidas desreguladoras de la economía.

Alta intervención del Estado o municipio

El fordismo

El fordismo es presentado, entonces, como un modelo que se estableció para dar respuesta a un contexto de demandas rígidas y grandes, crecimiento sostenido, gustos homogéneos, urbanización e industrialización de los países. Sin embargo, mantener dicho modelo dentro de las empresas implicó la insatisfacción de los trabajadores y la incorporación de costos ocultos (ausentismo, sabotajes, etc.). Esto se debe a que cuando surgió, este paradigma contaba con mano de obra masiva y poco calificada. Ahora, la nueva mano de obra disponible cuenta con mayor calificación y por tanto, mayor deseo de participación, comunicación, aprendizaje y cooperación con sus compañeros. Asimismo, la concepción repetitiva e impuesta del trabajo presenta limites respecto la salud física y mental de los trabajadores.
Por otro lado, el fordismo planteó demasiadas rigideces en el aspecto técnico-productivo. La elevada mecanización, los altos costos para cambiar un modelo, y la complejidad burocrática, hacen más lentas las respuestas ante situaciones adversas o mecanismos estratégicos de diversificación. De esta forma se disminuye la capacidad de las empresas de responder a las crisis estructurales o a shocks de demanda.
La baja productividad derivada de la excesiva mecanización y de los factores anteriormente expuestos, repercuten en el desempeño económico de la empresa, y consecuentemente en la economía en general. Siendo así que pronto se van presentando mermas en las ganancias empresariales, disminución en la inversión y como efecto, la desocupación.
De la misma forma, el límite encontrado en la poca valoración de las potencialidades del trabajo humano, el autoritarismo y las rutinas intensas y la velocidad impuesta desde la planificación de la empresa, es importante para la determinación de un modelo o paradigma de producción. El trabajo es visto desde la perspectiva fordista como la "maquinización" del ser humano.

El posfordismo

Las alternativas propuestas ante la crisis del modelo fordista, tienen como común denominador la flexibilidad. Esta puede ser entendida como una manera de integrar e implicar más al trabajador en las actividades de la empresa, como en el modelo basado en la empresa japonesa; o puede tender a la desregulación salarial y al desmantelamiento de la protección social, como en el modelo neoliberal. Sin embargo, cada una presenta particularidades que merecen ser explicitadas a continuación.

Modelo neoliberal. El principal error del modelo neoliberal es suponer que todo, incluyendo el trabajo, debe ser sometido al único arbitraje del mercado. Descuida que, yendo más allá de las fallas del mercado, la relación entre empresas, trabajadores, capitalistas, proveedores, clientes, etc. se presenta de manera asimétrica; lo cual coloca en franca desventaja a ciertas iniciativas individuales respecto a otras.
Esto, en un contexto de liberalización comercial, financiera, ajustes fiscales sesgados, poca institucionalidad y altos grados de corrupción, entre otros problemas, conduce a mayor acumulación de capital y contracción de la demanda.
Desde un punto de vista técnico laboral, este modelo tiende, al igual que el fordismo, a la insatisfacción e inseguridad de los trabajadores y a niveles altos de rotación de mano de obra. El poco compromiso de la empresa con el trabajador puede desincentivar y reducir la productividad y la inseguridad, truncar los procesos de aprendizaje y adaptación de tecnologías.

Modelo neoschumpeteriano. A pesar de ser un modelo que toma en cuenta el carácter cíclico de la economía, otorga demasiada importancia al cambio tecnológico y a las regulaciones institucionales, descuidando otras esferas. Una debilidad grande es que retomar dicho enfoque para cualquier economía es extrapolar una visión parcial del proceso productivo. Además no explica mucho acerca de la regulación del mercado de trabajo.

Democracia industrial. La democracia industrial permite ciertos cambios respecto a la autonomía del trabajador y el reconocimiento a su esfuerzo. Ahora bien, los mecanismos de control aparecen como responsabilidad de todos y disminuye de esta manera los costos de control. La descentralización y la coordinación horizontal fortalecen su capacidad de reconvertir procesos que lleguen a resultar obsoletos y es una manera de someter al personal a un aprendizaje continuo. De esta manera la cooperación de los trabajadores está al servicio de la productividad y la rentabilidad.

La especialización flexible. Este modelo productivo presenta flexibilidad no solo en el ámbito organizacional, sino en la articulación entre empresas. Promueve la participación local de conglomerados y la diversificación productiva, y exigiría fuerza de trabajo altamente calificada.
Este modelo presenta la debilidad de descuidar la heterogeneidad característica de las economías, sobre todo las latinoamericanas, y permitir mecanismos de subsunción de empresas pequeñas especializadas en algunas etapas de la producción, a otras más grandes vinculadas globalmente.

La producción magra. La producción magra nace básicamente como alternativa de las empresas líderes en el proceso de industrialización anterior, es decir, empresas grandes y consolidadas internacionalmente. Difícilmente este modelo puede ser extrapolado de una manera pura hacia otros contextos, sobre todo, por las diferencias culturales, institucionales y macroeconómicas de los países.
La alta tecnología, el aprendizaje y la formación del personal, la capacidad de responder "justo a tiempo" a la demanda, y de articularse internamente de la misma manera, y sobre todo, el mantenimiento de una planilla fija con los beneficios salariales ofrecidos por estas empresas, son condiciones que no pueden ser cubiertas por una empresa pequeña o incluso, mediana.

Tal como lo enuncia Neffa, los modelos anteriores presentan ventajas y desventajas y lo importante a este respecto, es que desde cada país pueda pensarse y repensarse la posibilidad de crear modelos que nazcan desde sus propias necesidades.