martes, 25 de agosto de 2009

Advierten sobre nueva crisis tras leve recuperación *

Washington, 24 de agosto.— El profesor de la universidad de Nueva York, Nouriel Roubini, alertó hoy sobre la debilidad de la recuperación económica por existir grandes riesgos de una nueva crisis tras la leve reanimación.

El economista estadounidense expuso varias razones que podrían empañar la aún endeble recuperación económica, en España, Estados Unidos, Italia y otros miembros de la zona euro, donde consideró que los brotes verdes aparecen mezclados con nubarrones.

Para los casos de Australia, Alemania, Francia y Japón y otras economías emergentes como China, Brasil y algunas regiones latinoamericanas consideró que la reactivación y el crecimiento comenzaron.

Entre los riesgos, destacó la debilidad del mercado laboral, el desempleo se situará por encima del 10 por ciento en 2010, lo que constituye una mala noticia para la demanda, la morosidad bancaria y la propia competitividad de los trabajadores y su productividad.

Agregó a los peligros una crisis de insolvencia, no solo de liquidez, sino también de las instituciones financieras, socializadas e incorporadas a los balances de los gobiernos.

Esas condiciones limitan la capacidad de los bancos para realizar préstamos y reactivar el gasto de los hogares y la inversión de las compañías, precisó.

Roubini señaló que el sistema financiero ha resultado severamente dañado y las entidades financieras tienen grandes requerimientos de capital tras perder miles de millones de dólares.

A ello se suma, señaló, la baja rentabilidad de las empresas como consecuencia de elevadas deudas, bajo crecimiento y presiones deflacionistas que lastrarán su productividad y capacidad para invertir y generar empleo.

Advirtió además que en la salida de los estímulos fiscales y económicos es un riesgo recortar déficit, aumentar impuestos, recortar gastos y disminuir exceso de liquidez, lo que podría quebrantar la recuperación y llevar a la economía hacia un proceso de recesión más deflación. (PL)

* Tomado de Granma (http://www.granma.cubaweb.cu/2009/08/25/interna/artic09.html)

martes, 4 de agosto de 2009

NOTAS SOBRE LA DOTACIÓN DE CAPITAL HUMANO EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE DE GREGORIO GIMÉNEZ

El concepto de capital humano

El concepto de capital humano nace a partir del reconocimiento que se hace en los años sesenta de la importancia económica que tiene la educación. Desde entonces, se establece un vínculo teórico bastante fuerte entre educación formal y acceso al trabajo, mayor productividad y mayor salario. En 1949, Giriliches, consideró como determinante para una función de producción, la educación de la mano de obra, mediante lo cual logró establecer que la educación es un factor importante en el crecimiento de la economía (Carmona, 1992). Dicha calificación permitiría mayor adaptabilidad a los cambios tecnológicos, según el enfoque evolucionista.

Ahora el capital humano es visto desde una perspectiva menos unidimensional, tomando en cuenta aquellos factores que se generan fuera del ámbito económicamente visible de las sociedades. El potencial productivo de la fuerza laboral integra variables tanto educativas, como de salud, cultura, aprendizaje no formal; que quedan fuera del análisis tradicional.

Lo cierto es que el establecimiento de un sistema de salud que no garantice cobertura plena y de un sistema de educación que se mantenga lejos de los niveles de exigencia medios de los sectores más dinámicos de la economía, permitiría, teóricamente, bajos niveles de empleo, productividad, y remuneraciones. Asimismo, la familia es la principal transmisora de valores en la sociedad. El ser humano es un ser social y como tal, su reproducción como fuerza productiva es determinada por variables que van más allá de la economía y la reproducción material. El trabajo es un proceso creativo y valorizador que el ser humano ejerce sobre la naturaleza, por lo tanto, la tecnología y la información con que se cuente, tiene influencia sobre la calidad y el valor del producto terminado.

Ante esta visión multifacética, el autor propone dos vías para la determinación del capital humano: el capital humano innato, y el capital humano adquirido. El capital humano innato se refiere a las aptitudes físicas e intelectuales que pueden verse afectadas por las condiciones socio-económicas de las personas. Esto aporta una reflexión muy importante en tanto que la causa de las diferencias en la dotación de recursos humanos y su calidad, no es natural (genética), sino que se refiere a aquellas condiciones que permiten desarrollo de las personas (disponibilidad de salud, educación, información, etc.).

Por su parte, el capital humano adquirido, son aquellas aptitudes que se generan a lo largo de la vida de las personas: educación formal, educación informal y experiencia acumulada. De esta manera se pueden integrar al análisis procesos importantes como el aprendizaje en la práctica y la formación autodidacta, la experiencia profesional y la pericia.

Todas estas variables, al constituirse en cualidades concretas de las personas, las hacen aptas para determinados trabajos. Ahora, la inserción de estas personas en el mercado laboral no depende solo de la oferta de trabajo, sino de su demanda. Aquí es donde entra en juego las decisiones sobre la estructura productiva de las economías y sus necesidades de mano de obra, los salarios de equilibrio, los mecanismos de poder y garantías adquiridas por los trabajadores y las trabajadoras, etc.

Las mediciones de capital humano

En el concepto de capital humano innato, como de lo que se trata es de medir las disparidades en las condiciones de salubridad, se toma como indicador la esperanza de vida. Este indicador presenta la ventaja de ser la síntesis de las condiciones de salud de las personas a lo largo de su vida, y tener datos disponibles para la mayoría de países.

Para el capital humano adquirido, como ha de tomarse en cuenta tanto la educación formal como la educación informal y la experiencia, se elaboran varios indicadores. De ellos, la educación formal se evalúa a partir de los años medios de estudio, aplicando el procedimiento de Barro y Lee. A partir de esta condición, que casi siempre es utilizada como un indicador de desarrollo, se le suma el capital humano adquirido por la vía de la educación informal. Esto es debido a que la educación informal incorpora capacidades y calificaciones que diferencian a la fuerza de trabajo, y le otorgan una mayor productividad.

La educación formal depende del acceso a aquellos medios de información disponibles para la persona, dentro o fuera del hogar. En este sentido, se elabora un indicador tomando en cuenta el papel utilizado para fines culturales, el número de radios, televisores, computadoras, etc. Esto, unido a la consideración de la tasa de fecundidad, en su relación inversa con los recursos disponibles dentro de las familias, para la educación informal, configura un perfil de recursos y capacidades incorporadas a la dotación del recurso humano en cada país.

Finalmente, la experiencia adquirida en el trabajo está contemplada al integrar al análisis la edad media de incorporación al mercado de trabajo, con la sustracción de aquellas personas que realizan trabajo infantil.

A partir de esta información se elabora un indicador sintético integrando todas las variables consideradas como relevantes para el análisis de las dotaciones en capital humano de los países. De esta manera se supera la información generada a través de otros indicadores, como los años medios de estudio (AME); el cual mostraba solo un componente determinante del capital humano. Ahora sabemos que la medición del capital humano debe hacerse mediante un análisis multifactorial.

El problema con la medición de los factores de esta propuesta, es que muchos de ellos no son los únicos que podrían evaluarse a la hora de determinar las capacidades del ser humano en su actividad económica. Por ejemplo, se podría integrar la ingesta alimentaria promedio, el uso de tecnologías, las publicaciones científicas, la difusión de información libre, etc. Ya que el acceso a gratuito a los servicios, sistemas de salud, educación, información, redes sociales, institucionales etc., son parte de un entorno que posibilitaría una mayor calificación laboral. En este sentido, la disponibilidad de los recursos no es igual al uso que se hace de él. El limitante aquí sería la falta de información en algunos de los países.

Relaciones causales entre mayor nivel educativo y acceso a empleos y mejores salarios

El Informe de Desarrollo Humano publicado por el PNUD en el año 2008, se titula Informe de Desarrollo Humano El Salvador 2007-2008, El empleo en uno de los pueblos más trabajadores del mundo. En este documento, uno de los principales hallazgos es que el mercado laboral salvadoreño se comporta de manera inversa a la teoría. Según los textos de economía, un mayor nivel de educación aumenta la capacidad de acceder a empleos; sin embargo, la evidencia empírica en El Salvador muestra todo lo contrario: los tramos con mayor nivel educativo muestran tasas más altas de desempleo.

En 1992, las trabajadoras con siete a nueve años de estudio aprobados registraban una tasa de desempleo de 10.6%, mientras que, para quienes carecían de escolaridad, la tasa correspondiente era de 5.7%.

En 2006, la tasa de desempleo de las mujeres con diez a 12 años de estudio era 3.1 veces superior a la tasa de quienes no contaban con ningún estudio. Desde 2000, más del 50% de las mujeres desocupadas se han concentrado en el segmento que ha obtenido mayores logros en materia de educación (IDH 2007-2008, pag. 63).

Figura 1
Tomado de: IDH 2007-2008, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

Para El Salvador, el gráfico presentado por el PNUD, muestra una distribución casi homogénea del desempleo en diferentes tramos de la población según su nivel educativo en 1992. Para el año 2006, estos tramos muestran mayor asimetría en los mismos estratos, evidenciando tasas menores de desempleo en los primeros grupos. Además, la desagregación realizada según género, muestra que la población femenina salvadoreña tiene mayores oportunidades de empleo en relación a los hombres.

Otra situación laboral ligada a la educación formal se esconde a partir de las desigualdades de género. En El Salvador se muestra que la matriculación de mujeres es mayor en carreras como enfermería, sicología, nutrición, educación, fisioterapia y comunicaciones; en cambio los hombres muestran altos niveles de matriculación en carreras como ingeniería eléctrica, ingeniería en computación, ingeniería industrial e ingeniería mecánica (Martínez, 2006). Lo anterior constituye una muestra de la extensión de los roles de género asignados en la familia, hacia la actividad económica y limita los salarios obtenidos.

Las mujeres tienden a ubicarse laboralmente o empresarialmente en actividades económicas de menor productividad e ingresos, y que reciben una menor valoración y reconocimiento a nivel social. Esto es más visible al contrastarlo con el hecho que en general, los salarios de las mujeres han sido 25% inferiores que el de los hombres, para el periodo 1991-2003 (Martínez, Íbidem).
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), afirma en su documento Transformación productiva y equidad en América Latina, que, si bien teóricamente, un mayor nivel educativo permitiría un mejor aprovechamiento de las nuevas tecnologías disponibles, la evidencia muestra todo lo contrario, por lo que propone que los esfuerzos en el mejoramiento de la cantidad y calidad de educación deben ir aparejados a la transformación y la diversificación productivas.


Motivaciones para un proceso consensuado de inversión en capacitación de recursos humanos

El desarrollo económico debe ser un tema de interés nacional y exige la existencia de políticas sólidas en materia educacional. Desde muchas plataformas se afirma que la globalización y los cambios de paradigmas productivos representan oportunidades para la inserción al mercado internacional y a la generación de exportaciones con alto valor agregado. Sin embargo, es conocido que la especialización productiva entre los países no permite que los países subdesarrollados accedan a la producción de bienes ganadores, que tienen mayor contenido tecnológico. Estos bienes, que exigen mayor nivel de educación y mayor capacidad para acceder a tecnologías, suponen la existencia de mecanismos y sistemas que garanticen la educación y la información.

En El Salvador, a pesar de los logros en materia de educación, existen moderadas tasas de desempleos y altas tasas de subempleo. Durante los años noventa, cuando comenzó el proceso de liberalización comercial y promoción de inversión extranjera, se intentó dar un mayor dinamismo a la industria manufacturera en el esfuerzo de la producción de bienes transables. Esta industria, como sabemos, requiere mano de obra de baja calificación, mayoritariamente femenina, y a la cual se le paguen bajos salarios.

Las mejoras en la productividad dependen de la destreza y del uso de tecnologías, las cuales necesitan mayores niveles de educación para la adaptación rápida a las nuevas tecnologías. Un aumento en productividad no necesariamente conduce a mejoras en los salarios: a pesar de que relativamente la fuerza de trabajo incremente la plusvalía, los salarios no se incrementarán en tal medida. Sin embargo, puede ser que la fuerza laboral esté dispuesta a hacer tales mejoras.

Mejorar el nivel educativo y la calidad en la educación y formación informal, solamente puede ser impulsada desde políticas públicas que generen consenso y un esfuerzo de varios sectores para una integración a nivel macroeconómica, microeconómica, meso y metaeconómica de los esfuerzos. Esto exigiría que los trabajadores hagan suyo el compromiso por el aumento de la productividad de los sectores, a través del aprendizaje y la educación, con la consecuente mejora en los salarios; y la comprensión por parte de los empresarios de que un esfuerzo como tal, aumentaría su productividad.

Como se ha visto en Marx, a simple vista puede decirse que los intereses económicos de asalariados y empresarios, converge; sin embargo, mediante el simple análisis de una función de beneficios, es posible establecer el antagonismo de intereses de ambas clases.




Bibliografía

Carmona, Antonio Miguel
1992 Economía e Innovación. España, Biblioteca Universitaria

Comisión Económica para América Latina
2008 La transformación productiva 20 años después. Viejos problemas, nuevas oportunidades. Chile, CEPAL.

Gímenez, Gregorio
2005 La dotación de capital humano en América Latina. Chile, CEPAL.

Martínez, Julia Evelyn
2006 Perfil de género de la economía salvadoreña. San Salvador, AGEM-PNUD/ASDI.

Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo
2008 Informe de Desarrollo Humano El Salvador 2007-2008. El empleo en uno de los pueblos más trabajadores del mundo. San Salvador, PNUD.

Ray, Debraj
1998 Economía del desarrollo. España, Anthony Bosch, editor.